Escuchar discos de vinilo o Lps es algo que hago más continuamente, porque siento que es la única forma de poner atención al proyecto musical de algún artista en la actualidad y por qué digo esto, porque vivimos en tiempo en que montones de canciones se entremezclan en un MP3, una memoria, una computadora o un teléfono inteligente, por ende ya no sabes quién canta, quién compuso la canción, y a veces ni siquiera te interesa cómo es ese cantante o grupo.
Ahora sólo importa que algo te haga cantar o te haga bailar, ya no importa el esfuerzo o la dedicación de ese artista que se metió al estudio varios meses y con toda dedicación grabó su arte para ofrecérselo a la audiencia o al consumidor.
Es decir, le hemos quitado la humanidad y hasta el mito a nuestros intérpretes para dejarlos como simple música de elevador.
“¿De quién es esa canción? qué importa, está chida (buena)”. Y eso sinceramente se me hace una falta de respeto para uno como melómano o amante de la música, por no estar enterado de los detalles del tema, desde dónde se grabó hasta quien lo produjo y una desmotivación completa para el propio cantautor, que de un artista se vueve en un despreciable producto como si fuera papas fritas, absolutamente desechable.
Muchos me podrían decir que el CD conservó la esencia del vinilo, pero eso no fue cierto, porque para empezar no suenan igual, aunque no me crean, el disco compacto jamás superó el sonido del disco negro, por la sencilla razón de que ambos son grabados de forma diferente.
Expliquemos brevemente, mientras el vinilo tiene varios rangos de sonido repartidos y que se notan inmediatamente con una buena ecualización dividiendo canales, en el CD todo el sonido se mete en un sólo espectro, por eso es que los minicomponentes nunca pudieron pasar de grave, agudo, medios o eco. Jamás se pudo escuchar un platillo como si tuvieras la batería enfrente.
Pero la cultura consumista nos avasalló y no hubo tornamesas por mucho tiempo, y por obvias razones dejaron de fabricar los millones de vinilos que se hacían.
Los Lps se convirtieron en una reliquia, pero no por eso dejaron de ser más durables y hasta ahora emiten un sonido imponente, siempre y cuando -como todo- el disco haya sido bien cuidado.
En mi colección privada tengo vinilos con 35 años de vida y los pones en la tornamesa y siguen sonando como la primera vez que fueron escuchados. Yo dudo que un CD dure tanto tiempo, a veces ni siquiera su empaque, se rompen fácilmente.
Los archivos de música ni se diga, te cae un virus en tu computadora y adiós, y otra vez a bajarlo de sitios de dudosa procedencia o invertir un dólar o 15 pesos para tener tu canción nuevamente.
Por eso prefiero el vinilo, y aunque por ahi dicen que hay un “renacimiento”, ya que hay tiendas que comienzan a venderlos nuevamente -porque hay grupos que sacan alguna edición limitada- la realidad es que tampoco están vendiendo tornamesas como pan caliente.
Pero si compras una tornamesa, debes asegurarte que haya algùn lugar donde vendan una aguja, su repuesto, porque se acaban, no son eternas y la realidad es que no son muchos los lugares en México donde te vendan una.
Hay tiendas donde venden vinilos usados pero en buen estado, en la capital mexicana no son muchos los lugares, pero los pocos que hay encuentras varias joyas de todo tipo de género.
Y te recomiendo una (y no me pagaron por la publicidad) simplemente es un sitio donde son cuidadosos en venderte discos que no estén rayados. Se encuentra en la calle de Venustiano Carranza número 67, Local 2, entre 5 de febrero e Isabel La Católica, casi esquina con Palma, Col. Centro en la Ciudad de México.
Este lugar se llama ABC Discos, tienda que nació en los últimos días de gloria del vinil a inicios de los 90’s, y aunque ahora sus dueños me dicen que las ventas son mínimas y que casi están por amor a la camiseta, continúan abriendo diariamente y con la esperanza de que un melómano se lleve alguna producción.
A este lugar lo rebauticé como “El tunel del tiempo”, porque siempre que voy, soy el único tipo que está viendo los discos y me traslado al ver las producciones a los años 50’s, 60’s, 70’s, 80’s.
Y cuando pongo un vinil lo escucho completo y veo la portada, veo los créditos y con todo respeto escucho el lado A, el lado B, que tanto esfuerzo, ensayo, dedicación y tiempo le costaron a este artista o grupo.
Asi que si tienen oportunidad, desempolven su tornamesa, saquen sus vinilos y a disfrutar de una verdadera experiencia musical, como si la banda estuviera tocando enfrente de ti.