En la época dorada del glam o hair metal , apareció en escena una banda que tenía un sonido más light o melódico, respecto a otros contemporáneos, se hacían llamar White Lion, quien en sus filas traían a un virtuoso guitarrista llamado Vito Bratta.
Recuerdo que en aquellos años, la publicidad que realizaba la compañía de este grupo, era compararlos con los inicios de Van Halen, debido a que Mike Tramp, era un cantante rubio y atractivo (como le fue en su juventud David Lee Roth); la sección rítmica y dinámica estaba conformada por James LoMenzo en el bajo y Greg D’Angelo en la batería y con un sonido muy particular, se disfrutaba la velocidad de Bratta, con tapping incluido.
La realidad es que no sonaban a Van Halen, sus temas eran distintos, menos agresivos, aunque bien estructurados, aunque personalmente siempre me quejé que en la producción diluían demasiado la distorsión en las partes rítmicas.
A pesar de este disgusto musical personal, realmente era un placer escuchar el estilo cristalino de Bratta, quien tenía un feeling diferente a sus colegas, cuando ejecutaba un requinto se convertía en todo un héroe sui generis de la guitarra.
Las revistas especializadas rápidamente lo ubicaron entre los mejores ejecutantes de finales de los 80’s, porque su manera de recorrer las cuerdas nos trasladaba a distintas emociones por medio de la máxima velocidad hasta notas largas apoyadas por la magia de la palanca de vibrato.
Tras la separación de la alineación original de White Lion, Vito simplemente desapareció, y se formaron grandes mitos sobre su exilio musical, hasta que 15 años después le dio una entrevista al famoso conductor de radio y televisión Eddie Trunk.
En esa conversación dio varios motivos de su silencio, desde que tuvo que cuidar a su madre enferma, una lesión en la mano, pero quizás la más fuerte fue la desilusión que tuvo con la industria musical, que ignoró de tajo el estilo de música que realizaban las bandas de hard rock, cuando el grunge inundó la industria brevemente.
Si nos ponemos a analizar, casi todas esas bandas fueron olvidas por los medios masivos, mas no por sus fans, pero si no hay publicidad no hay dinero y precisamente esto fue lo que ya no motivó a Vito continuar en la música.
También habló de su molestia por las diversas alineaciones que ha hecho Mike Tramp de White Lion, aunque años después el cantante aseguró que ha invitado a Vito innumerables veces a reunirse con el grupo, pero nunca ha aceptado, y prácticamente ya no tiene en mente colaborar con este gran músico.
Y saben una cosa lectores, comprendo a Vito totalmente, casi puedo asegurar que no tiene la paciencia para ver como el gran público podría ignorar monumentalmente su arte, como pasa actualmente con White Lion y sus nuevos miembros, que sólo tocan en lugares pequeños, como si nunca hubieran vendido más de un millón de copias, como si jamás hubieran tenido un éxito en la radio o un video en MTV.
Tocar ante un público muy reducido no debe ser nada motivador para un músico que tocó en grandes arenas.
Quizás ese pretexto que dicen muchas bandas venidas a menos, que dicen que continuarán tocando donde sea, porque se conforman con hacer feliz a 100 o a miles, no sea la filosofía de Bratta, quien probó las mieles del triunfo.
Y también casi estoy seguro que sólo tocará en su casa, en alguna tarde donde se sienta inspirado, conformándonos con el recuerdo de los videos donde mostró su técnica.
Chequen su estilo tan original en una presentación con White Lion.