Metallica hace mucho dinero
Nunca había visto el documental «Some Kind of Monster» de Metallica; la primera razón fue porque no había tenido dinero cuando salió y la segunda, porque realmente se me había olvidado que habían hecho ese experimento a veces no tan grato de filmarse a todas horas, como toda una especie de reality, aunque eso ya lo habían hecho los Beatles, meses antes de su disolución.
El documental gira en el argumento de lo duro que es crear un nuevo disco, principalmente porque la banda tiene problemas graves de convivencia. Toca muchos puntos sobre ese tema, pero uno de los más interesantes es cuando los miembros de Metallica contratan a un psicólogo pagándole 40 mil dólares al mes, una cantidad que muchos de nosotros reunimos en cinco años de trabajo. El terapista llega con credenciales de ser todo un experto en resolver egos de súper estrellas y aunque por momentos fastidia al grupo e incluso a uno como espectador, la realidad es que fue de gran ayuda para conciliar los intereses de la banda, la cual también nos demuestra que el dinero los aleja abismalmente de esa imagen callejera de sus inicios.
Luego, es impresionante el contrato que le hacen a Robert Trujillo cuando llega a la banda para sustituir a Jason Newsted en el bajo, le ofrecen un millón de dólares, además de un 25 por ciento de influencia en las decisiones de Metallica. El ex «hacha» de Ozzy Osbourne y Suicidal Tendencies, ni podía hablar cuando le dijeron la cantidad que le ofrecían, definitivamente la banda de Hetfield, Ulrich y Hammet es una empresa ejecutiva musical en toda la extensión de la palabra.
También me quedé con la boca abierta cuando Lars Ulrich subastó su colección de cuadros, donde algunos llegaron al millón de dólares, fue tal el impacto que terminó celebrando con una borrachera, y fue cuándo pensé «¿con todo ese dinero se atrevió a demandar a sus propios fans?», cuando interpuso todas las acciones legales para cerrar Napster, y evitar que bajaran la música de Metallica gratis, la cual de todas formas se adquirió sin pagar un peso en sistemas como Kazaa o Ares.
Pero lo que me dejó tristeza, decepción y nostalgia fue la reunión que tuvieron con Dave Mustaine, el talentoso compositor y guitarrista que despidieron cuando iban a grabar su primer álbum, debido a que tomaba más alcohol que ellos. Como todos saben, Dave formó el prestigiado grupo Megadeth, que musicalmente hablando – en la actualidad- supera a Metallica, debido a que él y sus colaboradores han continuado evolucionando en el metal.
En el documental Mustaine entra en una catarsis cuando le reprocha a Lars Ulrich la forma en que lo despidieron, pero también refleja su envidia, cuando compara que los discos de Metallica se convertían en oro y los de él simplemente se quedaban más abajo en ventas.
Hay que recordar que en el momento en que se realiza este filme, Megadeth pasaba por mal momento en popularidad (recordemos que a inicios del siglo XXI llegaron a abrirle a Mötley Crüe, algo raro que un grupo de élite de thrash metal teloneara a una banda glam), aunque ya había obtenido la respetable suma de 15 millones de discos vendidos y eso no lo consigue cualquier banda de metal.
Definitivamente uno se da cuenta que Mustaine sigue resentido y no puede olvidar el día que le dijeron que estaba fuera y que se regresara en autobús de Nueva York a San Francisco. Él le dice a Ulrich: «Quisiera que fuera ese día y que me dijeran que tenía que ir a alcohólicos anónimos». Simplemente quería otra oportunidad, aunque ese día nunca llegó para él. El baterista de Metallica simplemente le contestó que se sentía mal por eso.
Luego el documental termina con final feliz, cuando logran un nuevo disco, a pesar de que James Hetfield los había abandonado varios meses para recuperarse del alcohol y otras drogas y cuando regresó sólo quería trabajar cuatro horas, para estar después con su familia. Eso fue un fastidio para Lars Ulrich, Kirk Hammet y el productor Bob Rock, durante toda la grabación.
Con todo eso que vi en el documental, descubrí con más claridad la razón por la cual Metallica suavizó su música y cuando intentan regresar al metal no les sale, esos amplis no llegan a un 10 honesto y crudo. Cuando tienes dinero todo es más cómodo, no hay de qué protestar, no hay por qué enojarse, la furia de » St. Anger» era ilusa, solamente copiaron la distorsión que hacían en ese tiempo bandas de nü metal y quitaron los requintos, a pesar de que Hammet les advirtió que estaban siguiendo modas.
Metallica puede ser que nos vendan la imagen de una banda de metal, pero la realidad es que son igual que los millonarios de Kiss, o los grandes magnates de los Rolling Stones que ya no pueden hacer más música callejera y rocanrolera, porque el dinero en exceso hace todo más amable, ¡para qué pelearnos!