A Alejandro Marcovich siempre lo he considerado uno de los guitarristas más originales dentro del rock mexicano y latinoamericano, porque su formación es una combinación del rock formal con la música que existe en nuestra región, dejando de lado la velocidad y el virtuosismo para lograr con sus seis cuerdas un estilo único, que por donde se le escuche se puede notar que es él tocando desde el alma, transportándose musicalmente en líneas sónicas que quedan grabadas de por vida.
Por ese estilo plasmado tan claramente en tres discos de Caifanes, el músico constantemente en su autobiografía llamada Vida y Música de Alejandro Marcovich, insiste en que la visión de un arreglo y un sonido característico por un instrumento como la guitarra, cambia radicalmente y adorna la melodía de cualquier inspirado, como la fue en sus mejores momentos, su compañero de banda, el cantante, compositor y guitarrista Saúl Hernández.
De la inspiración 100 por ciento musical, Marcovich nos pone también sobre la mesa todos los problemas legales a los que se enfrentó una banda tan importante como Caifanes, donde él siempre reclamó a Saúl su decisión de no compartir los créditos en la composición, debido a que sus canciones cambiaban radicalmente y para bien, cuando tanto él como los demás integrantes aportaban sus ideas.
La historia
En su libro nos lleva desde su niñez en Argentina, su salida de ese país por los problemas políticos durante la dictadura militar y todo el desarrollo que tuvo como adolescente y joven en México, hasta llegar a tocar de forma improvisada por primera vez, con el propio Saúl Hernández y al baterista Alfonso André, quienes formaron Las Insólitas Imágenes de Aurora, grupo que al parecer estaba destinado al éxito pero curiosamente no fructificó por la salida de Hernández, quien comenzó el proyecto de Caifanes.
Al principio Marcovich se negó a formar parte de Caifanes, porque consideraba que era un “grupo de Saúl”, y tras desarrollarse como integrante de músicos poperos como Laureano Brizuela, más tarde acepta entrar en el grupo más importante del rock mexicano.
En el libro nos documenta que jamás fue fácil ser parte de Caifanes porque su relación con Saúl siempre fue conflictiva, por las discusiones constantes, egos enfrentados, hasta llegar a los golpes en las sesiones de grabación de su disco más exitoso El nervio del Volcán.
A pesar de los problemas, Marcovich logró momentos cumbres con Caifanes, con giras exitosas, discos que hasta ahora son considerados fundamentales en el rock mexicano.
Las dudas
Aunque hay dos asuntos que no aclara Marcovich en su libro, en entrevistas que ha dado Saúl Hernández a los medios acusa al músico argentino naturalizado mexicano, de registrar el nombre de Caifanes sin su consentimiento. De esto no habla absolutamente nada, pero sí menciona el episodio cuando exige a Saúl una indemnización por los derechos del grupo, cuando el cantante le pide que renuncie a la banda, sin embargo al no aceptar, Hernández decide disolver al grupo.
Como tampoco nos aclara si el dinero que exigió por años le fue pagado, ya que en el reencuentro de Caifanes acepta volver a la agrupación, aunque tiempo después sale nuevamente, reviviendo las diferencias que siempre ha tenido con Saúl Hernández.
Y si ya había hablado de cosas personales (como las niñas que le gustaban en la escuela), tampoco nos dice nada de por qué se divorció de su esposa Gabriela, cuando ella era prácticamente su manager en el retorno de Caifanes.
En conclusión, podemos decir que Marcovich quiso ir a fondo en su autobiografía, pero no hay relatos de cosas salvajes que uno espera de una banda a la que perteneció, donde logró fama y fortuna. Es decir, ni orgías ni drogas, romances con celebridades o cómo se llevaban con sus colegas con los que competían (Maldita Vecindad, Amantes de Lola, Fobia) ni siquiera alguna anécdota intensa, como las que nos acostumbran los grupos ingleses o estadounidenses. Esperaba algo sobre ese concierto que dieron con Soda Stereo, pero tampoco se menciona nada.
Por otro lado, hay errores ortográficos en el libro, incluso por ahí existen un par de párrafos inconclusos, falla imperdonable de su editorial.
Si usted es fan de Caifanes o de Marcovich compre el libro, si no lo es, decline hacer el gasto.